
Cada vez con más frecuencia oímos hablar acerca de los niveles de contaminación del aire que respiramos en nuestras ciudades, la búsqueda del confort y mejoramiento de la calidad de vida del hombre; han llevado a grandes invenciones; pero a su vez también han generado altos índices de devastación y contaminación, siendo la polución del aire uno de los factores que más afectan las actividades y la vida normal de las personas.
De acuerdo a estudios de la Agencia de Protección Medioambiental de los Estados Unidos, el aire interior suele estar de dos a cinco veces más contaminado que el proveniente del exterior, hecho que es ciertamente preocupante ya que solemos observar demasiada contaminación en la calle; provocada por polvo, humo de vehículos e industrias, entre otros elementos.
Sin embargo, aunque una persona no observe este tipo de factores en su lugar de trabajo, no quiere decir que al aire interior se encuentre limpio; ya que en éste se hallan contenidas un sinnúmero de micropartículas y organismos imperceptibles al ojo humano, pero los trabajadores de una oficina, diariamente conviven con ellos.
Esta contaminación atmosférica es consecuencia directa de las emisiones al aire de los gases y partículas derivadas de la actividad humana, tanto social como económica, y de fuentes naturales. Según los expertos, con la tendencia actual en la que se reducen los niveles de lluvia a causa del cambio climático, esta situación empeorará.
Entre los contaminantes atmosféricos con distinta repercusión en la atmósfera, se encuentran el dióxido de azufre (SO2), los óxidos de nitrógeno (NO2, NOx), el monóxido de carbono (CO), el ozono (O3), el material particulado (incluyendo metales, compuestos orgánicos e inorgánicos secundarios) y un elevado número de compuestos orgánicos volátiles (COV) que inciden directamente en nuestra calidad de vida y en nuestro medio ambiente.
Además de los agentes contaminantes que pueden venir directamente desde afuera hasta el interior de una oficina; los ductos del sistema de acondicionamiento de aire de la misma suelen jugar un papel fundamental en el resguardo y proliferación de gérmenes que en algunos casos pueden afectar severamente la salud de los ocupantes.
Por lo general el encargado del mantenimiento de un edificio piensa que solamente basta con realizar labores de limpieza a la fuente de aire, es decir, abordar el serpentín, el evaporador, el banco de filtros y los elementos de la unidad; pero se olvida de la ductería.
Sin duda esto es un grave error, ya que por los ductos será llevado el aire (frío, caliente o fresco), hasta donde sea requerido y en el caso de que estos sistemas de transportación se encuentren contaminados por polen, hongos, bacterias, parásitos y otros biocontaminantes dañinos; todos estos serán absorbidos por las personas que habitan el inmueble.
En los ductos es común hallar restos de materiales de construcción como piedras, clavos, trozos de tela, plásticos, botellas de vidrios, entre otros; los cuales siendo inertes en su mayoría no afectan de manera directa, no obstante, sí propician la acumulación de polvo y propagación de gérmenes.
La acumulación de polvo dentro de la ductería, posteriormente es expulsada por las rejillas o difusores, llegando a los usuarios del edificio, quienes respiran este elemento, pudiendo provocar molestias leves como un estornudo o afecciones graves que impactan en la capacidad de concentración para realizar las actividades encomendadas; incluso hay casos en los que se ha presentado la muerte por esta causa.
De la gran variedad de contaminantes que se acumulan y se transportan por los ductos, no cabe duda que el orgánico se constituye en uno de los más poderosos contra la salud; ya que se presentan enfermedades respiratorias frecuentes cuya duración es prolongada, aquejando a prácticamente a todos los habitantes de este ambiente por su capacidad de contagio.
Los síntomas más recurrentes que presentan los ocupantes del inmueble, cuya calidad del aire interior es mala, son:
• Dificultad para respirar
• Comezón
• Dolor de cabeza
• Irritaciones de ojos, nariz y garganta
• Ronquera
• Erupciones en la piel
• Incremento de la incidencia de infecciones respiratorias y resfriados
• Fatiga mental
• Sensación de sequedad en membranas mucosas y piel
• Náuseas, mareos y vértigos
Al presentar estos síntomas de manera recurrente, la primera recomendación que debe seguir la persona que lo padezca es acudir al médico, pero hay que tomar en cuenta que muchas veces al ser examinado, no presenta ningún tipo de afección. Además puede ocurrir que estos síntomas sean generalizados entre los habitantes de un inmueble, por lo que puede ser considerado como un problema del edificio.
De allí la importancia de las medidas de asepsia del lugar, pero sobre todo de la limpieza y desinfección de la ductería de aire acondicionado.