
¿Se pueden usar ventiladores para reducir el riesgo de transmisión del COVID-19 en espacios cerrados?
Sí. Aunque los ventiladores por sí solos no pueden compensar la falta de aire del exterior, los ventiladores pueden usarse para aumentar la efectividad de las ventanas abiertas, como se describe en la lista de consideraciones para mejorar la ventilación de los CDC. Los ventiladores también pueden utilizarse en interiores para mejorar la mezcla de aire de las habitaciones. Una mejor mezcla de aire en las habitaciones ayuda a distribuir el aire limpio suministrado y a diluir las concentraciones de partículas virales de toda la habitación, lo que reduce la probabilidad de que se produzcan bolsas de aire estancado donde pueden acumularse concentraciones virales. Al igual que con todos los ventiladores usados durante la pandemia del COVID-19, procure reducir al mínimo la posibilidad de crear patrones de aire que fluyan directamente de una persona a otra:
- Evite el uso de las configuraciones de alta velocidad
- Use ventiladores de techo a baja velocidad y posiblemente en la dirección de flujo inverso (para que el aire sea absorbido hacia el techo)
- Direccione la descarga del ventilador hacia una esquina no ocupada, hacia espacios de pared o por encima de la zona ocupada.
Los ventiladores también pueden permitir el flujo de aire direccional desde las zonas limpias a las menos limpias. Tales aplicaciones deberían evaluarse detenidamente para evitar consecuencias involuntarias y ser adoptadas únicamente cuando estén respaldadas por una evaluación de riesgo de seguridad.

¿El uso de barreras protectoras interferirá con las mejoras en la ventilación?
Las barreras pueden separar físicamente espacios que están próximos a otros. Cuando se las utiliza para el control de infecciones, las barreras pretenden evitar que las personas de un lado de la barrera expongan a las personas del otro lado de la barrera a fluidos, gotitas respiratorias y partículas infecciosas. Que las barreras interfieran con las mejoras en la ventilación dependerá de cómo estén instaladas. A veces, las barreras protectoras pueden ayudar a mejorar la ventilación, pero en ocasiones también pueden entorpecerla. En algunos casos, no afectan la ventilación.
Las barreras protectoras pueden ayudar a mejorar la ventilación cuando se las utiliza para facilitar el flujo de aire direccional o los diferenciales de presión deseados entre espacios limpios y menos limpios. La barrera puede estar alineada con el flujo de aire pretendido para ayudar a direccionarlo hacia la ubicación deseada, como una rejilla de aire de retorno del HVAC o la entrada de un purificador de aire portátil. Algunas situaciones de ejemplo de este tipo de implementación de barreras incluyen aquellas donde existe una fuente conocida de posibles aerosoles infecciosos, por ejemplo, en consultorios odontológicos o estaciones de realización de pruebas de detección del COVID-19.
Como alternativa, podría colocarse la barrera entre dos áreas para aislar mejor un lado de la barrera del otro. En esta configuración, la barrera también puede complementar el esquema de diseño del HVAC al establecer un diferencial de presión deseado entre espacios adyacentes. Si es necesario, pequeñas aberturas pasantes o un panel retráctil incorporado a la barrera pueden permitir la transferencia de objetos físicos de un lado al otro. Algunos ejemplos donde podría aplicarse este tipo de barrera incluyen los mostradores de recepción o las taquillas.
Cuando no se las instala cuidadosamente, las barreras pueden interferir con una buena ventilación. Las barreras pueden interrumpir involuntariamente la distribución del flujo de aire dentro de un espacio, y provocar la acumulación concentrada de aerosoles humanos o de otro tipo que podrían permanecer suspendidos en el aire por minutos u horas. En este caso, las personas podrían estar expuestas a concentraciones más elevadas de aerosoles infecciosos de lo que estarían sin las barreras. Cuanto más grande es la barrera, mayor es la probabilidad de que esto ocurra. Para reducir esta probabilidad, asegúrese de que las barreras estén posicionadas correctamente según la ocupación prevista y que no sean más grandes de lo necesario para evitar la transferencia directa de gotitas respiratorias que podrían «rociarse» directamente desde una persona a otra.
Siempre que se implemente el uso de barreras, se debe realizar una prueba de distribución del flujo de aire con «humo» trazador o generadores de neblina portátiles. Esta prueba puede ayudar a evaluar la distribución del flujo de aire dentro de los espacios ocupados. Si se observa la formación de bolsas de aire estancado, el rediseño o reorientación de las barreras puede ayudar a reducir al mínimo este fenómeno. Modificar la distribución del flujo de aire —por ejemplo, al ajustar el posicionamiento de las rejillas de aire de suministro o la descarga de purificadores de aire portátiles— también puede ayudar a eliminar la formación de bolsas de aire estancado.
